No solo la belleza física, la ropa o el peinado son elementos a considerar cuando se quiere atraer amantes a raudales… algo tan importante como el olor corporal es muchas veces devaluado a favor de otras consideraciones. Y no te estamos hablando de la necesidad de elegir un buen perfume, sino de algo tan sencillo como cuidar la propia higiene.
Todos desprendemos un determinado olor que nos es característico y que tiene que ver con nuestra alimentación o nuestras costumbres higiénicas. Tan importante es el olor corporal que es mediante el olfato como nuestra libido se activa. Sin ir más lejos, las axilas y los órganos genitales producen unas feromonas que envían señales que solo el órgano vemeronasal puede descodificar. Y este se encuentra, como no, en la nariz. El sistema vemeronasal transmite dichas señales al cerebro, que las traduce en deseo sexual.
Evidentemente, nosotros no somos conscientes de todo esto, las feromonas no pueden “olerse” en sentido estricto… pero regulan las curvas de nuestro deseo de manera extraordinaria. Pese a que ya se haya inventado el Channel Nº5, seguimos siendo seres primitivos. Sin embargo, hay algo que ni un millón de feromonas pueden evitar: el mal olor. Después de una ardua jornada de trabajo o de deporte, desprender un cierto “tufito” no es nada anormal. La biología manda en estos casos. No obstante, no olvidemos que ese “tufo” del que hablamos tiene muy fácil solución… una ducha y arreglado.
Los problemas surgen cuando obviamos esa obligada ducha más de una vez. En ocasiones nuestro cuerpo desprende mal olor aunque nosotros no nos demos ni cuenta (nuestra pituitaria se acostumbra a todo), por lo que debemos estar al tanto y establecer unas ciertas rutinas higiénicas. Y cuando hablamos de olores corporales no solo nos referimos al sudor, sino que boca, pies, genitales y pelo también cuentan.
Un mal olor en el momento menos esperado puede cortar por lo sano una noche de pasión, pero no siempre se debe a una falta de higiene. Hay pequeños detalles en los que no caemos que nos pueden ayudar a mantener nuestro sex-appeal a raya. Por ejemplo, una alimentación que no te proporciona las suficientes cantidades en zinc o Vitamina B puede incidir. Por otro lado, es normal que en determinadas etapas de la vida se tenga de andar con más cuidado con la sudoración. Esto les ocurre a las mujeres en la menopausia o a los hombres desde la adolescencia hasta pasados los 30.
Enfermedades como la diabetes, el estreñimiento o las complicaciones de hígado pueden causar malos olores, así como algunas complicaciones cutáneas como las úlceras o las hemorroides.
Por último, una ropa que impida la transpiración (los tejidos sintéticos, por ejemplo), no usar un buen desodorante o un calzado con mala ventilación pueden ser causas más que probables de una mala gestión de nuestro olor corporal.
Fuentes: enplenitud.com, botanical-online.com
Escrito por: Kenya Marcano
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