lunes, 9 de mayo de 2011

Son varios los llamados, Virus de Papiloma Humano (VPH)



Son un grupo diverso de virus ADN perteneciente a la familia de los Papillomaviridae y representan una de las infecciones de transmisión sexual más común, conociéndose más de 100 tipos virales que, en relación a su patogenia oncológica, se clasifican en tipos de alto y de bajo riesgo oncológico. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) considera que los tipos de VPH 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59 y 66 son carcinógenos para los humanos –tipos de alto riesgo oncológico- y que otros tipos, incluidos el VPH 6 y el VPH 11, son posibles carcinógenos para los humanos, tipos de bajo riesgo oncológico. 
Como todos los virus de esta familia, los VPH sólo establecen infecciones productivas en el epitelio estratificado de la piel y mucosas de humanos, así como de una variedad de animales. La mayoría de los VPH descritos no causan ningún síntoma en la mayor parte de la gente. Algunos tipos de VPH pueden causar verrugas o condilomas, mientras otros pueden generar infecciones subclinicas, que pueden (en una minoría de casos) dar lugar a cáncer cervical, cáncer de vulva, vagina, y ano en mujeres, o cáncer de ano y pene en hombres.
La mayor parte de la gente infectada por VPH desconoce que lo está. Todos los VPH se transmiten por contacto piel a piel.La infección persistente con algunos tipos de VPH transmitidos sexualmente denominados de «alto riesgo» (diferentes de los que causan verrugas) puede evolucionar y producir lesiones precancerosas y cáncer invasivo.
La mayor parte de las infecciones con VPH en mujeres jóvenes son temporales, y tienen poca importancia a largo plazo. El 70% de las infecciones desaparecen en 1 año y el 90% en 2 años.in embargo, cuando la infección persiste entre el 5 y el 10 por ciento de las mujeres infectadas existe el riesgo de desarrollar lesiones precancerosas en el cuello del útero (el cérvix), que puede progresar a cáncer cervical invasivo. Este proceso normalmente lleva entre 15 y 20 años, dando muchas oportunidades a la detección y el tratamiento de las lesiones precancerosas, a menudo con altas tasas de curación.

Cómo prevenir la Candidiasis


Existen prácticas muy simples y sencillas como comer bien, hacer ejercicio, recambio diario de la ropa interior y las toallas de baño, etc., que te ayudarán a prevenir la candidiasis. Además, existen otros puntos a tener en cuenta para que esta no llegue a producirse:
1. Si ya sabes que eres una persona propensa y te recetan antibióticos, pide a tu médico que te recete a la vez un tratamiento para la candidiasis.
2. Si eres diabética ten siempre controlados tus niveles de azúcar en la sangre.
3. Evita el uso de jabones perfumados, baños de espuma y en general jabones con el pH ácido.
4. Cuando vayas al servicio intenta limpiarte de delante hacia atrás, de este modo evitarás que pasen gérmenes del ano a la vagina.
5. Se aconseja el uso de ropa interior compuesta de algodón, por lo tanto evita la ropa sintética y también la ajustada. 
6. Durante la menstruación cambia tus tampones y compresas con bastante frecuencia. 

¿Cómo se produce la Candidiasis? Sintomas


Las cándidas son unos hongos que se encuentran de forma natural en el medio ambiente, en objetivos inanimados, animales, alimentos y forman parte de la flora saprófita del los humanos en la piel, en el tubo digestivo (boca y orofaringe) y en la piel y mucosas de los genitales femeninos.
Las infecciones por Cándida se producen cuando se rompe el equilibrio entre el poder patógeno del hongo y los mecanismos normales de defensa del organismo. Esta situación se puede dar cuando se toman antibióticos, pues éstos alteran la flora microbiana normal ya que eliminan las bacterias habituales y los hongos tienen más campo para reproducirse. Otra situación que facilita las candidiasis son las enfermedades que alteran el sistema inmunitario por si mismas o debido al tratamiento (como el HIV, el cáncer y la quimioterapia o los trasplantes de órganos).
Hay diferentes tipos de infección por Cándida según su localización: básicamente se dividen en candidiasis mucocutáneas y candidiasis diseminadas.
Las candidiasis mucocutáneas son las que afectan a algunas mucosas o zonas de la piel. Entre las más frecuentes encontramos la candidiasis vulvovaginal en las mujeres, la candidiasis oral (conocida también como muguet) o candidiasis esofágica, y la sobreinfección por cándidas de algunas dermatitis como la dermatitis del pañal en el lactante, o las dermatitis localizadas en zonas de pliegues en las personas muy obesas.
Como factores favorecedores de estas infecciones están la diabetes, la inmunosupresión, los tratamientos antibióticos, o la falta de higiene en la dermatitis del pañal.
Las candidiasis diseminadas se dan cuando las Cándidas penetran en la circulación sanguínea y se diseminan por el organismo, pudiendo afectar diferentes órganos. Normalmente se producen abcesos en los órganos afectados. Los órganos más afectados suelen ser el ojo (la retina), el cerebro, los riñones y el corazón, pero también se pueden afectar el hígado, el bazo, etc. Las candidiasis diseminadas se favorecen por los siguientes factores: tratamientos antibióticos y quimioterapia, catéteres endovenosos, catéteres urinarios permanentes, cirugía abdominal, etc.
Síntomas
En la candidiasis mucocutánea que afecta a la mucosa oral o esofágica se aprecian placas blancas en la mucosa oral, la lengua o el esófago. No son dolorosas y debajo puede haber mucosa enrojecida que sangra fácilmente. En la candidiasis vulvovaginal aparece prurito (picor), dolor y secreción vaginal, así como lesiones de rascado. En las candidiasis de la dermatitis del pañal del lactante aparece un sarpullido rojo brillante en la zona del pañal, áreas descamativas y aparición de lesiones satélites (parches enrojecidos que crecen y se mezclan con otras lesiones.
Los síntomas de las candidiasis diseminadas dependen del órgano afectado. Pueden ser infecciones muy graves que requieren hospitalización para su control y tratamiento.