La cama es el lugar ideal para innovar, para que tu imaginación vuele y consigas que en cada encuentro sigan saltando chispas. Pero será un poco difícil conseguirlo si te refugias en lo que ya has probado y no te animas a salir de la rutina. Es por ello que a continuación te ofrecemos 20 ideas para volverlo loco. Anímate al cambio, él sabrá como recompensarte.
La gallinita ciega: véndale los ojos con un pañuelo de seda y que no sepa por dónde esperar tu ataque. Se tendrá que concentrar en lo que siente y el jueguecito en cuestión lo pondrá cardíaco. No te prives de nada, bésalo y acarícialo por donde menos lo espere.
La dulce espera: la intensidad del orgasmo es directamente proporcional a la excitación. Pues tortúralo parando en seco cuando esté a punto de alcanzar el clímax de placer. Al principio tal vez se queje, pero después de dos o tres veces de haberlo sometido a esta "dulce" tortura, cuando finalmente dejes que toque las puertas del placer, la sensación será mucho más intensa y profunda.
El espejismo de placer: una imagen vale más que mil palabras, ¿no? Pues pon un espejito mágico cerca de vuestro lecho para que los dos puedan controlar de cerca sus movimientos y disfruten de la versión de sus cuerpos enlazados por la pasión.
Amor culinario: Pues decora tu sexo con su postre preferido. Otra sensación muy gustosa es extender crema por sus labios y besarlo así. La textura hará que el contacto sea realmente inolvidable.
¡De aquí no te escapas!: una vez que esté en tu interior, contrae tus músculos vaginales. Esta sensación multiplicará su placer. Puedes jugar a contraer y dilatarlos cuando esté dentro tuyo. Hay doctrinas hindúes que aseguran que así, sin más movimiento, se puede llegar a alcanzar el orgasmo. Seguramente no llegarán a tanto, pero será divertido y aumentarás su placer. Para perfeccionarte en esta técnica puedes hacer gimnasia vaginal, es decir contraer y distender los músculos de esta zona. Es un ejercicio sencillo que puedes realizar en cualquier lugar y que, además, mejorará tu orgasmo.
Átame: Átalo a tu cama. no se trata de un sentido figurado, sino literal. Utiliza pañuelos para sujetarlo a tu cabecera impidiéndole que se mueva mientras tu decides como enloquecerlo. También puedes jugar, hacerlo esperar tus caricias hasta la exasperación, rozar su cuerpo con tus pechos, no hay tortura más dulce que esta.
Piérdete en su pecho: ellos se pasan el día especulando con nuestros pechos, su volumen , su forma, etc. En cambio, nosotras parece que a veces ni nos fijamos en que ellos también tienen. Sus pezones son una zona de alto voltaje que aceptará de buen grado cualquier tipo de caricias, sobre todo cuando están excitados.
¡Ropa fuera!: desnudarse es todo un arte que puedes perfeccionar montándole un striptease. Si lo hace, no te apures, desnúdate con calma, acariciándote el cuerpo, haciéndolo esperar cada prenda y con música de fondo.
Arroz a la cubana: ¿has oído hablar alguna vez de la cubana? Consiste en masturbar a tu pareja con tus pechos. Para dicha práctica se ha de tener un considerable volumen torácico y habilidad en este difícil arte, por lo que no está al alcance de todas las mujeres. Pero acaríciale esa zona tan preciada de su anatomía con tus pechos, le regalarás un placer infinito.
Cuidarse es placentero: están de lo más animados y llega el momento de ponerle el preservativo. Haz que esa instancia se convierta en un juego más poniéndoselo con tu boca. Hazlo con mucho cuidado de no morderlo y colócatelo plegado en la boca. Luego se lo pones y se lo vas bajando hasta que quede perfectamente colocado. Si no eres una especialista en el tema ensaya con los dedos.
La búsqueda del tesoro: el perineo es la zona que va desde los testículos hasta el ano. Cuando está excitado se convierte en un lugar muy sensible. Presiónalo con suavidad y arderá.
Excursión inolvidable: una vez hecho el movimiento anterior puedes rematar la jugada haciendo travesuras por su espalda. Aunque resulte difícil de creer, algunos expertos aseguran que el punto G está en el ano de los hombres. Caricias tentadoras y algo más, pueden despertar una parte poco explorada de su sexualidad.
Cuerpo a cuerpo: los masajes relajan, excitan y gustan. Si quieres que tu handicap como masajista esté por las nubes, utiliza tu cuerpo para hacerlo. Es el llamado "thailandés", en el que la chica libera la tensión de su compañero con un masaje muy corporal.
Toca lo que suena: a veces pensamos que después del pene ya no hay vida excitante. No te equivoques, los testículos son zonas muy sensibles que se excitan mucho más con las caricias y los besitos. Mientras lo tocas, deja caer la otra mano buscando otros puntos de placer.
¡Utilízalo!: Sus veinte centímetros pueden tener muchas más aplicaciones de las que imaginas. A parte de servir para lo que todas sabemos, también pueden ser una agradable forma de estimular tu clítoris. Puedes sujetarlo y pasarlo por donde tu sabes. Te excitarás hasta lo impensable jugando con él.
Zonas de alto voltaje: la oreja, el cuello, la nuca son zonas que pueden hacerle echar chispas. Un truco, para que tus caricias tengan mayor repercusión: prepara el terreno. Deja pasar tu cálido aliento por ellas y entonces sentirán aún más las caricias que le vas a obsequiar.
Juegos calientes: para romper la rutina no estaría nada mal disfrutar de un juego erótico. Los hay especialmente destinados a tal efecto, en plan Pirámide del amor, o también puedes improvisar un strip póker y después hacerle recuperar sus prendas de la mejor y más caliente forma que se te ocurra.
¡Al ataque!: lo mejor para conseguir un buen ataque es el factor sorpresa. Busca un sitio donde no se pueda imaginar que tú vas a tomar la iniciativa y demuéstrale de lo que eres capaz de hacer. Puedes proponerle hacerlo en el ascensor, en el mar o en la montaña.
¡Provócalo!: no hay nada más divertido que ponerlo en un compromiso. Si estás en una cena, tu pie puede empezar a navegar entre sus piernas Si vas en el coche y te detienes en un semáforo, tu mano puede perderse en su anatomía. pero guardar el mejor momento para cuando estén estacionad
Teléfono Rojo: llámalo a cualquier hora para mantener una tórrida conversación. Explícale lo que le harías si lo tuvieras delante y lo que te gustaría que te hiciera. Si él no puede hablar porque tiene a alguien delante, pasa de todo y explícale con todo lujo de detalles lo que más deseas en ese momento.